Habitantes de Morelos y Guerrero mantienen un conflicto por la barranca Agua Salada; mientras Teocalcingo cobra el acceso, Coaxitlán busca un acuerdo que permita su uso sin pago.


Continúa la disputa territorial entre habitantes de Coaxitlán, Morelos, y San Juan Teocalcingo, Guerrero, por el control y uso de la barranca Agua Salada, un balneario natural que ambas comunidades han compartido por años, pero cuya administración y aprovechamiento económico han generado conflictos recientes.
De acuerdo con Lorenzo García Gaytán, director de Gobierno de Tlaquiltenango, este problema no es nuevo, pero resurgió hace un par de meses cuando ganado de Coaxitlán cruzó accidentalmente a tierras guerrerenses, lo que derivó en una exigencia de pago por parte de los habitantes de Teocalcingo. Aunque en ese momento se alcanzó un acuerdo para no generar cobros, la tensión se reavivó debido a las diferencias sobre la barranca.
Los habitantes de San Juan Teocalcingo han realizado inversiones para adecuar el espacio turístico y actualmente cobran 10 pesos a quienes acceden al lugar. Sin embargo, los pobladores de Coaxitlán se oponen al cobro, argumentando que, a cambio, han ofrecido permitir el paso de electricidad por la zona y facilitar un camino para el tránsito de ganado.
Ante la negativa de los guerrerenses, los vecinos de Coaxitlán decidieron esta semana bloquear el paso a los camiones de Teocalcingo que transportan piedra hacia Tilzapotla, como medida de presión.
García Gaytán mencionó que no toda la comunidad de Teocalcingo está en desacuerdo con las propuestas de Coaxitlán y que se espera la respuesta formal del comisariado de San Juan para alcanzar un convenio integral que beneficie a ambos pueblos.
El funcionario agregó que, por ahora, no se perciben amenazas de violencia, pero consideran necesario que autoridades federales intervengan para lograr un acuerdo definitivo.
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