Libertad de expresión de mujeres sigue limitada por violencia y discriminación, pese a marcos legales.
En México, la libertad de expresión está protegida constitucionalmente para todas las personas. Sin embargo, en la práctica, este derecho aún enfrenta importantes desafíos cuando se trata de mujeres, adolescentes y niñas. La violencia de género, el machismo persistente y diversas formas de discriminación limitan seriamente la capacidad de muchas mujeres para expresarse con libertad y seguridad.
A pesar de la existencia de un marco jurídico robusto, tanto a nivel nacional como internacional —como la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la Ley Olimpia y tratados como la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer—, en la realidad cotidiana las mujeres continúan enfrentando obstáculos. Estos no sólo provienen de agresiones físicas o digitales, sino también de factores estructurales relacionados con la raza, la condición económica, la edad o la discapacidad.
El miedo a represalias, a la censura social o incluso a la revictimización frena la participación de muchas mujeres en el ámbito público, dificultando su acceso a espacios de opinión, denuncia y toma de decisiones. Por ello, expertos coinciden en que no basta con contar con leyes; es indispensable su correcta aplicación, el fortalecimiento de los mecanismos de protección y un cambio cultural que garantice ambientes seguros y equitativos para todas.
Garantizar la libertad de expresión de las mujeres no sólo implica el respeto a un derecho humano fundamental, sino también un paso clave hacia una sociedad más democrática, justa e inclusiva.
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